El bruxismo infantil, más conocido como el hábito de rechinar o apretar los dientes, es un motivo frecuente de preocupación en los padres. Muchos lo descubren porque escuchan el ruido durante la noche o porque notan que los dientes del niño presentan cierto desgaste. Aunque en la mayoría de los casos es un fenómeno pasajero, en algunas situaciones puede generar molestias o requerir intervención. Por eso, conocer sus causas y señales de alarma es clave para actuar a tiempo.
¿Qué es el bruxismo infantil?
Se trata de un movimiento involuntario en el que el niño aprieta, frota o rechina los dientes, generalmente mientras duerme. Es más común de lo que parece y, en muchos casos, no implica un problema grave. De hecho, en la primera infancia suele estar relacionado con la erupción de los dientes de leche o con el proceso natural de cambio hacia la dentición permanente. Sin embargo, cuando se mantiene de forma prolongada o es muy intenso, puede tener consecuencias en la salud bucodental.
Posibles causas del bruxismo
Las razones por las que un niño puede rechinar los dientes son variadas. En algunos casos, forma parte del desarrollo normal y desaparece con el tiempo sin necesidad de tratamiento. En otros, el bruxismo puede estar asociado a situaciones de estrés, cambios en la rutina o nerviosismo, como el inicio del colegio o la llegada de un hermano. También puede deberse a maloclusiones, es decir, problemas de encaje entre los dientes superiores e inferiores, o a factores neuromusculares menos comunes.
¿Cuándo es necesario consultar al dentista?
Si bien el bruxismo leve y pasajero no suele ser preocupante, conviene acudir al odontopediatra si se observan signos como dolor en la mandíbula al despertar, dolores de cabeza frecuentes, fracturas dentales, sensibilidad excesiva o un desgaste visible en los dientes. Una revisión permitirá identificar la causa y valorar la necesidad de tratamiento.
Opciones de tratamiento
En muchos casos basta con realizar un seguimiento para comprobar que el hábito desaparece con el tiempo. Cuando el bruxismo genera molestias o desgaste, se pueden recomendar férulas de descarga adaptadas a la boca del niño, especialmente en adolescentes. En los casos relacionados con estrés, es útil incorporar técnicas de relajación y rutinas tranquilizadoras antes de dormir. Si la causa es una maloclusión, se valorará la necesidad de un tratamiento ortodóncico en el futuro.
El bruxismo infantil es un hábito frecuente que en la mayoría de los niños desaparece con el tiempo, pero que no debe ignorarse cuando provoca dolor o daño dental. Consultar al odontopediatra es la mejor manera de obtener un diagnóstico certero y, si es necesario, aplicar un tratamiento adecuado para proteger la sonrisa de tu hijo.